Usualmente, son los fines de semana cuando me pongo nostálgica añorando mi terruño, y el lugar de donde provengo. Recuerdo a mi familia e imagino qué estarán haciendo. Será porque son los días en que nos relajamos y buscamos pasar tiempo en familia. Un par de semanas atrás, no pude evitar pensar en Papá. Al preparar el desayuno, recordé aquellos fines de semana en los que compartíamos el desayuno. Normalmente, entre semana todos andan corre y corre y cada quien con sus horarios, pero el fin de semana nos da una puerta para ir más despacio y pasar tiempo con nuestros seres queridos.
Ese día, preparé unos huevos revueltos a la mexicana, cocinados sobre mi sartén favorito: el de fierro que me consiguió mi papá –ese sartén es mejor incluso que cualquier Tefal –. Así que era huevos con una taza de café, unos gajos de toronja (también recordatorio de mi padre), y al final, un poco de pay de queso (el “pastel” de cumpleaños que hice para Chava). La mañana está lluviosa y nublado. En fin, todo eran pequeños recordatorios de aquellos tiempos en que estuve en casa de mis padres. Y que cada vez que vuelvo allá, los vuelvo a repetir.
Siempre me he preguntado por qué el himno favorito de mi abuela es “Hogar de mis Recuerdos”, creo que empiezo a comprender por qué.
**Hoy, el abuelo está en el hospital por un desbalance en su diabetes. Si quieres, puedes orar por él, que su estancia allí sea llevadera y que pronto pueda salir, controlado y mejorado**
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