jueves, 18 de agosto de 2011

Esperaba verlos a todos enlodados


Cada domingo asistimos a una especie de “culto” que hacen unos amigos coras que tenemos. Un misionero trabajó con ellos por muchos años y dejó la tradición de celebrar cultos a Dios cada domingo, no estamos seguros del estado espiritual real del que reconocen como pastor y de algunos miembros y ni es nuestra intención tratar el tema por ahora.

Lo que sí queremos contar es un anécdota vivido por nosotros este domingo que pasó. Como cada domingo, alistamos a la familia para asistir a la reunión. Al llegar al lugar donde dejamos nuestra camioneta para subir a un cerro, donde tienen un edificio dedicado a los cultos, vimos que la lluvia de la madrugada nos iba a complicar la subida, porque estaba muy resbaloso el terreno. Andi llevó al bebé en sus brazos detrás de mí y yo llevé a los otros dos niños por delante. Mientras me seguía, pensaba en mi esposa que no está muy acostumbrada a terrenos de ese tipo y concluía cuales decisiones iba a tomar mientras caminaba. Llegué primero con los dos niños mayores a la cima de la montaña y esperaba que mi esposa llegara. Al entrar ella, vi que sis pies y parte de sus pantorrillas estaban muy enlodados, como si hubiera jugado en el lodo descalza. Me sonreí y seguí atendiendo al predicador. Las mujeres la miraban con cierta cualidad de sonrisa en sus rostros (expresando claramente su sentimiento de burla) como diciendo dentro de sí mismas: “se ve que no está acostumbrada” y era en gran parte  cierto. Al terminar el culto hablé con ella para saber cómo le había ido en su viaje y me dijo, metí mis pies aquí y allá y acá, yo iba recordando mientras tanto: estaba 90% que iría por ahí. Pero como ella me dijo vete adelante yo te alcanzo, me adelanté como ella sugirió y después comprobé que, efectivamente, lo que pensé que haría eso hizo. Ella añadió todavía: “dije para mí misma, así como está el camino, todos deben estar igual de enlodados que yo o peor” “esperaba vernos a todos (a mí, los niños y los demás asistentes) batidos de lodo como yo” pero cuál fue mi gran sorpresa al llegar cuando, no sólo vi que ¡no tenían lodo en sus pies, sino que hasta sus zapatos estaban más limpios que mis pies!

Somos nuevos en muchas cosas aún y la gente en ocasiones todavía tiene la oportunidad de “burlarse-reírse” de nosotros. Somos como dicen algunos, los hazme-reír del pueblo. Al estar nosotros acostumbrados, pues nos reímos junto con ellos y seguimos dando gracias por la hermosa oportunidad de seguir adelante en los planes que Dios tiene para nuestra familia y  la gente cora.

Chava

1 comentario:

  1. Jajaja amo a mi hermana!!! :P no solo porque de repente se mete en situaciones bochornosas, sino porque siempre tiene una metafora reflexiba para cada situacion, como sea, ella la acomoda..... :)

    Gracias a Dios porque les permite seguir siendo fieles a pesar de los comentarios de los demas.... LOS QUIEROOO!!!

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